Escritos

 

 

 

 

 

 


La Poética Musical Latinoamericana

 

No existe la menor duda que la música y los textos en la canción latinoamericana están ligados de una manera indisoluble a la emotividad y conducta latinoamericana. Desde el bolero hasta el son, pasando por el vals, el tango, o la zamba, lo que hace especial a esta música es la poesía en que se sustentan. Cada frase literaria esta unida a una frase musical de igual nivel emocional y alcance poético, la música se abraza a las palabras en todos sus espacios y las emociones surgen como una fuerza de la naturaleza.

 

Esa es la poética musical latinoamericana.

 

Para interpretar la música latinoamericana hay que tener el concepto muy claro de estar frente a obras enormemente emocionales de gran belleza musical y complejidad rítmica. Además, cada obra está llena de una colosal profundidad poética donde están presentes nuestras vivencias más comunes y cotidianas, como son el amor, la soledad, la alegría de vivir o la desesperanza del abandono. Esto es un reto para cualquier artista.

 

La canción latinoamericana y todas las músicas urbanas han sido las grandes acaparadoras de audiencias de nuestro tiempo y serán reconocidas como los clásicos del siglo XX. Esto nos permite llegar a la reflexión que la emoción que nos produce un bolero puede ser diferente de las que nos ocasiona una obra clásica del siglo XVIII o XIX pero si el interprete y la obra están unidos de manera inexorable producirán el mismo resultado…sentir la vida.

 

Para mi es un privilegio poder sumergirme dentro de la poética musical latinoamericana, con la conciencia del papel esclarecedor y enorme impacto emocional que esta música puede lograr.

 

 

Leopoldo Betancourt

 

Acerca de “Nostalgias”

 

Como  intérprete, explicar la razón por la cual ejecuto un  repertorio determinado en un concierto o una grabación es bastante complejo. La escogencia para interpretar una obra en particular esta relacionada con los años vividos, el mantener erguida la capacidad de asombro, tener conciencia de la  importancia del amor como un efímero placer inocente pero también como una permanencia, sin dejar a un lado las iluminaciones o inspiraciones y los reencuentros con los fantasmas del pasado que nos acechan.  Por supuesto a esto le tenemos que sumar el nivel técnico y musical del artista, su formación académica, conocimiento de las formas musicales y finalmente su experiencia. Esto sería un brevísimo resumen de lo complicado que es escoger un repertorio que sea honesto con el intérprete para poder trasmitir a plenitud lo que el artista quiere. Si el artista no llega a involucrar todas estas condiciones en sus interpretaciones, arreglos o composiciones creo que sería una gran farsa y la obra   quedaría simplemente convertida  en una simple ejecución sin trascendencia alguna.

 

Me fue muy difícil escoger un repertorio para piano que representara la poética musical latinoamericana dentro de un CD que lleva por titulo Nostalgias. La diversidad musical es tal, que me tuve que ceñir a mis vivencias personales y a mi afinidad con ciertos temas que han marcado mi existencia.

 

El primer tema que escogí cronológicamente fue el danzón “Almendra”, pues además de tener un belleza musical extraordinaria me remontaba a los años de mi infancia, y veía a mis padres bailar esta pieza galantemente, imagen imborrable para mi. Después me decidí por “Mañana de Carnaval” pieza emblemática durante mi adolescencia, que volví a escuchar en años reciente en el violín de Ithzac Perlman.

 

El tiempo ha sido siempre uno de mis grandes enigmas, por eso decidí hacer una versión del famoso bolero “El Reloj” que comienzo con una imagen musical de un tictac, que da la sensación de lo inevitable, impregnando a la pieza de un intenso dramatismo. Y en el mismo contexto de la temporalidad de la vida quise hacer una versión muy especial de “Alfonsina y el Mar”, que me identifica con ese misterioso océano lleno de cosas que no sabemos. Igualmente  ya que mi vida ha estado llena de amores, desamores y reencuentros me era imposible no incluir temas como “Perdón”, “Sombras”, “Uno” o “Volver”. También creo que el amor a mi padre me hizo incluir su tango favorito “Por una Cabeza” y por mi madre “Frenesí” pues no conocí, ni conozco a nadie que pudiera amar tanto y con tan loco frenesí como mi madre… a mi padre.

 

En fin estas son algunas razones vivénciales, del porque de este repertorio, pero también esta basado en razones poéticas y musicales, pues no solo me creo identificado musicalmente con todas estas obras, sino que siento que ellas me invitaban como las sirenas a Ulises a ejecutarlas y convertirlas en parte de mi lenguaje cotidiano. Al fin y al cabo no podría vivir sin la música y menos sin estas obras que son parte de mi vida y representan si no todas, muchas de mis nostalgias.

 

 

Leopoldo Betancourt

 

 

 

 

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